Apasionado de la belleza y emotividad de la música, especialmente de la música clásica y del jazz, no podía dejar de contarla como una de las influencias principales en su pintura. Sus fantásticas series de músicos tocando, que llegan a su apogeo con sus representaciones de orquestas en plena ejecución, junto a obras más recientes que, llevadas de su gusto cada vez más abstracto, persiguen captar la esencia más pura de la musicalidad a través de la representación de notas y movimientos, muestran que la música siempre está presente, como un poderoso sustrato de la obra del artista.